miércoles, 2 de noviembre de 2011

Edmundo López Bonilla: 31. LAS VERDADES DE PEROGRULLO



Edmundo López Bonilla
 
Ha transcurrido mucho tiempo desde el mes de marzo de 1941, cuando Stéphane Hessel se presentó en la ciudad de Londres con el general Charles De Gaulle, jefe del Consejo Nacional de la Resistencia. En su breve libro: ¡Indignaos! da cuenta de este hecho y dice además que supo que el Consejo puso en marcha (15 de marzo de 1944) un programa que   enunciaba un conjunto de principios y valores para cuando Francia fuese liberada de la ocupación alemana.
Aunque en la brevedad del libro no hace un listado de estas premisas, en el segundo párrafo deja ver claramente cuáles fueron esos postulados: “Estos principios y valores los necesitamos hoy más que nunca. Es nuestra obligación velar todos juntos para que nuestra sociedad siga siendo una sociedad de la que podamos sentirnos orgullosos, y no esta sociedad de indocumentados, de expulsiones, de sospechas con respecto a la inmigración, no esta sociedad en la que se pone en cuestión las pensiones, los logros de la Seguridad Social; no esta sociedad donde los medios de comunicación están en manos de los poderosos”.  
De ¡Indignaos!, según  el artículo firmado por Anne Marie Mergier (Revista Proceso No. 1824/16 de octubre de 2011) desde su publicación el 20 de octubre de 2010, “ha vendido 2 millones de libros en Francia y 2 millones más en el mundo”. ¿Qué es lo que llevó a un anciano de 93 años a escribir el libro que ha inspirado los movimientos que buscan la abolición de las condiciones sociales imperantes en el mundo por el abuso de los grandes dueños del dinero?  Los “principios y valores” por los que lucho en su juventud, consciente de que la derrota de los alemanes evolucionaría hacia un mundo más justo y “desde hace siete décadas encarna en Francia el espíritu de resistencia ante lo inaceptable”.
Sobreviviente de los campos nazis de concentración, a donde llegó por ser judío, tuvo la suerte de contar con la complicidad de un médico alemán que preveía la derrota y buscaba “colaborar para protegerse de futuras represalias” y “aceptó cambiar las identidades de tres enfermos que acaban de morir con las de dos oficiales británicos y un francés. El francés era Stépahne Hessel, que tomó el nombre de Michel Boitel”.  
El libro de Stéphane Hessel inicia de este modo: 93 años. La última etapa. Quizá los publicistas del sistema económico hayan aprovechado este inicio para decir que ¡Indignaos!, es la obra de un resentido que en esa “última etapa”, da desfogue a su inquietud y mira divertido cómo  parte de ese 99 por ciento de afectados en el mundo por la imposición de las políticas económicas depredadoras, escucha su clamor y se indigna. Pero sí sé que ha sido tachado de “utopista”, de “ingenuo”.
Sin embargo, este humanista berlinés nacido en 1917, y que, junto con sus padres emigró a París en 1924, a los 15 años obtuvo el bachillerato e inicio estudios superiores. En 1940 fue detenido por los alemanes, logró escapar y pudo llegar a Londres y se integró a las Fuerzas Unidas Libres, nueva captura y después de ser sufrir tortura, fue deportado al campo de concentración de Buchenwald, donde salvó la vida —como se leyó líneas arriba—.
“Después de la guerra, Hessel tuvo la “tentación”  de ser escritor, pero entendió que no “tenía vocación”. Se integró al servicio diplomático. Inacabable es la lista de responsabilidades oficiales que asumió entre 1946 y 1983, muchas de ellas en las altas esferas de las Naciones Unidas. Infinitos son sus compromisos en defensa de los derechos humanos y sus luchas políticas que sigue llevando hoy con más ardor que nunca.(…) Sin lugar a dudas, la misión oficial que más lo enorgullece es la primera que le fue confiada. Durante tres años, de 1945 a 1948 trabajó en la elaboración y la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que fue adoptada por la ONU el 10 de diciembre de 1948”.
Después de 70 años las condiciones sociales y económicas europeas han ido variando en detrimento de los beneficiarios. Como han cambiado en todos los lugares del mundo. Tampoco el mundo de Stéphane Hessel es igual, por lo menos en los países que no se han visto envueltos en la desgracia de los conflictos armados. Situación que se ha acelerado desde que el mundo entró en “la globalización” y sus aires neoliberales.
En España se dio el movimiento 15-M, por el  día 15 de mayo de 2011 en que se surgieron las primeras manifestaciones pacíficas de los “Indignados”, que generarían la Asamblea del Sol, el 20 de mayo, que a su vez propició la discusión y aprobación de las propuestas, que a  continuación y  en forma resumida se incluyen. Usted  con el conocimiento de los problemas domésticos, haga su propia evaluación:
Dar claridad a los procesos electorales.
Recordar, por parte del gobierno, las obligaciones  a que la Constitución le obliga en materia se seguridad social; refuerzo a la   educación pública y laica.
Eliminación de estrategias antiinmigratorias.
Implementación de una Reforma Fiscal que favorezca a la mayoría; suspensión de paraísos fiscales; gravar las transacciones internacionales.
Abolición de prebendas a los políticos de todos los niveles, supresión de los sueldos vitalicios y efectividad en la leyes que votan. (Entiendo que  esto último sea en beneficio de las mayorías).
 Rechazo a la corrupción en todas las esferas del poder.
Regulación de la banca y los mercados financieros. Nacionalización de los bancos rescatados por el Estado. Reducción del poder del Fondo Monetario internacional.
Desvinculación efectiva entre la Iglesia y el Estado.
Cierre de las centrales nucleares.
Recuperación de las empresas públicas privatizadas.
Separación efectiva de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Reducción del gasto militar, mayor control de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
Recuperación de la memoria histórica.
Transparencia en los manejos del financiamiento a los partidos políticos.
Llama la atención que a pesar de que en España existe gran cantidad de desocupados (parados), no se haga hincapié en esta situación. Pero, salvo ese punto, sin tratar de generalizar, son las mismas demandas que podría hacer cualquier ciudadano de México, e incluso de los Estados Unidos  de Norteamérica, como se ha visto en la versión gringa “Ocupemos Wall Street” que se ha diseminado a varias ciudades del poderoso país, con la respuesta que sólo es capaz de dar el sistema: la represión.
Pero cuando algo empieza a moverse, nunca se sabe dónde parará. Y estos balbuceos de la conciencia colectiva son una esperanza de que las cosas cambien. Sólo eso: una esperanza. Mas cuando la esperanza se pierde, se ha perdido todo.  

*  *  *  *  *  *  *
En el mes de marzo de 2005, escribí lo siguiente, en algo que llamé: ”Los engranes del tiempo”
“Hace algún tiempo, cuando todavía ganaba el sustento como obrero, y al parecer no  podía sacudirme  la “apatía de la mayor parte de mi existencia”, un amigo me dijo, con palabras que no se pueden usar en este texto y por eso entrecomillo la que se me ocurrió más pasable: que era una “vacilada” de Gabriel García Márquez decir  en “Cien años de soledad” que la  historia se repite en un ciclo de cien años. Le contesté que era un enfoque literario, pero si la historia se veía, metafóricamente, desde un plano más alto resultaba sorprendente que no fueran precisamente en cien años, pero en esa rueda que es el devenir histórico se repiten, sino los mismos hechos, sí algunas condiciones.
“La laureada novela de García Márquez es literatura de ficción que toma retazos de la historia del segmento del continente americano que se extiende desde el río Bravo, hasta la Patagonia para dar el ámbito a los personajes y los asuntos. Esa amalgama de paisajes, finalmente se hacen uno, pero concentra en ese microcosmos la esencia de las desgracias, muestra la indefensión de los seres comunes que con sus esfuerzos, sus aciertos y sus fallas, pero sobre todo, con su pasión, forjaron ese trozo de país imaginado. Para que luego los políticos, movidos por sus propios intereses, vendan al mejor postor los sueños de bienestar e independencia. Económica y política, que los dos casos se dan en el acontecer del mítico Macondo. No debe olvidarse que la decadencia de ese pueblo se debió precisamente a la inversión extranjera.
“José Vasconcelos en “Ulises criollo” con toda la dureza que él mismo reconoce en el hermoso texto, nos relata el periodo vivido en Campeche, adonde llegó por la actividad de su padre: agente aduanal. El adolescente de catorce años en el periodo campechano, posteriormente escribiría sus memorias en una prosa donde la distancia de años le permite analizar y contrastar  los hechos.  Así nos cuenta cómo el puerto de Campeche vino a menos  a finales del siglo XIX y casi  fue una ciudad fantasma, como resultado de los brillantes negocios de los “tecnócratas”, perdón: los científicos, en aquellas épocas, que  cedieron los derechos portuarios a intereses extranjeros.
“Dice José Vasconcelos: “Eran tristes los atardeceres de aquel Campeche que en el noventa y seis resbalaba por la pendiente de una decadencia irremediable. Delante de nuestros balcones las faenas del puerto mantenían un simulacro de actividad; pero las calles interiores, aun las principales, se veían solas y abandonadas. (…) Un éxodo continuado iba dejando vacías las moradas. Los vestigios de la antigua prosperidad hacían más punzante la devastación inevitable. Filas de ventanas con rejas y zaguanes suntuosos permanecían cerrados y sin anuncios de alquiler, como si los dueños se hubiesen cansado de esperar inquilinos. En las barriadas más pobres, a veces, toda una cuadra de casas se caía por abandono, rotos todos los vidrios, sueltos los quicios de las vidrieras. En las mansiones principales solían quedar únicamente los viejos. La gente joven emigraba en busca de quehacer lucrativo. Un puerto que tuvo astilleros famosos por el buen corte, la riqueza de la madera de los barcos, dejaba pudrir los pilotes de las antiguas defensas. Naves extranjeras remplazaban al pabellón nacional y los marinos que no se marchaban, descendían de categoría convirtiéndose en pescadores. Sordo al clamor de los pueblos, el Gobierno de los pretorianos  encarnado en un zafio mandón, rodeado de negociantes se hacía aclamar como progresista porque otorgaba al extranjero ventajas ruinosas para cada comarca. Cogida en el silencioso, deliberado desastre, la clase media se refugiaba en el favor del ministro campechano que administraba la limosna de los empleos en la capital”.
“¿Alguna similitud con la masa actual de trabajadores al servicio del Estado?
“Pero volvamos a la metáfora de la rueda que nos remite a los cien años, más o menos. Después de las elecciones de este 2006, acaso se reanude la embestida gubernamental para privatizar las industrias, de las que la ley nos hace propietarios a todos los mexicanos. Y lo que para algunos, son los brillantes negocios de la actualidad, tiene todos los visos de convertirse en alegoría del caso  Campeche en los finales del siglo XIX. De concretarse la intención del gobierno —quede quien quede— de privatizar los entes estratégicos del país, las industrias que en estos días se tratan de dilapidar se volverán complejos fabriles fantasmas para los mexicanos. Resulta más que ingenuo pensar que una empresa extranjera, o nacional, absorba a las plantillas laborales, aunque estén conformadas por técnicos y obreros altamente capacitados y eficientes. Y  como hace ciento diez años “los marinos que no se marchaban, descendían de categoría convirtiéndose en pescadores”; en el futuro esos técnicos y obreros especializados, —que le costaron a la nación, porque toda capacitación cuesta, así esos obreros nunca hayan pisado una Universidad— quizá devengan en nostálgicos desempleados, mil usos, o acaso sirvan para  engrosar el número de jardineros en la floreciente California”.
Hoy retomo el escrito, porque los engranes se achicaron. Sólo bastaron seis años para que el aspirante priista a la presidencia de la República, repita las mismas acciones electoreras y tome a la industria petrolera como generadora de posibles votos ciudadanos; pero amplio respaldo de los privatizadores de lo que no es suyo.

27-28 de octubres de 2011

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