Homo Minimus
Minimalismo existencial
Mentalidad experimental y sentido del ridículo
12.11.11
-
Hay que parecer un poco loco de cuando en cuando para seguir avanzando–Homo Minimus
-
Vivía en Granada (España) y decidí tomar unas clases para refrescar mi inglés. Encontré un anuncio en una farola de un tal David Bolton, un americano residente en la ciudad que ofrecía clases de inglés —conversación y gramática— con la primera clase gratuita.
A los pocos días, había concertado una entrevista y estaba entrando por la puerta de su casa en el casco antiguo. El americano era alto y muy delgado. Me recordó al Mr. Burns de los Simpsons pero veinte años más joven; tenía una sonrisa astuta pero a la vez acogedora, y una mirada algo burlona. Me recibió en una sala un tanto desordenada con un ordenador, un clavicordio, y un par de butacas. Allí nos sentamos, uno enfrente del otro, con una mesa de té en medio de los dos.
Después de ofrecerme alguna bebida, sin más prólogos, me dijo en inglés que, antes de comenzar la clase, necesitaba someterme a un pequeño test o prueba; él diría algo y yo, de la manera más fiel posible, debería repetir lo que él dijera. Supuse que se trataba de una prueba de nivel de pronunciación, algo que los españoles no solemos dominar. Yo en particular podía mejorar mucho en ello. Me preguntó si estaba preparado —un poco teatralmente— y respondí que sí. Hubo un par de segundos de silencio; me dispuse a intentar reproducir lo que él iba a decir.
Entonces, inesperadamente, un aullido que duró varios segundos salió de su boca, como un grito de loco con poderosas cuerdas vocales: “ ¡¡¡UAAAAAAAEEEEUUUUAAAAUUUUuuuu!!! Duró unos pocos segundos, pero se me hizo interminable. Lo más probable es que se hubiera oído a varias decenas de metros a la redonda, pues la ventana de la habitación estaba abierta. Quizá los vecinos pensaron que estábamos sacrificando a un cerdo. Paró, y mientras le miraba pasmado, aguardó impasible mi respuesta.
No tardé en reaccionar, y convirtiendo el pasmo en energía, aullé yo también algo similar a lo anterior: “¡¡¡UUUUUUUAAAAAAEEEUUUUAAAAAAAAAAAUUUUUUuuuu!!!”.
Después me callé, un poco sorprendido de mí mismo.
Me miró tranquilamente sin hablar, como si lo anterior fuera lo más normal del mundo. Pasaron un par de segundos y dijo, con su voz algo aguda y acento de la costa este: “Excelente, muy bien…”; y prosiguió: “esta es una prueba que hago con mis alumnos españoles para comprobar sus aptitudes para el aprendizaje del inglés: normalmente se suelen callar después de mi berrido, pues la gente tiene un gran sentido del ridículo. Pero tú lo has hecho bien. “
Me explicó que si quería aprender bien un idioma, tenía que quitarme la vergüenza y el sentido del ridículo, pues iba a cometer muchos errores y tenía que aceptarlos. Normalmente, los alumnos españoles están adiestrados para evitar el error, quieren ser perfectos desde el principio; y si no lo son, se ponen nerviosos, se frustran y bloquean.
-
Quién es David Bolton
David Bolton es un personaje digno de conocer del que aprendí mucho, y del que seguiré contando historias más adelante. Podéis comprar un estupendo libro suyo sobre el aprendizaje de idiomas o leer decenas de artículos interesantes en su página web (eso sí, en inglés).
Ahora vive en Japón con su esposa japonesa, Maki, a la que conoció en Granada. Pero eso es otra historia…
No hay comentarios:
Publicar un comentario