Fernando Vallejo confiesa que escribe "para
molestar a los hipócritas"
México, 25 nov (EFE).- El escritor colombiano Fernando Vallejo, quien
recibirá mañana el premio FIL en Lenguas Romances, confesó hoy que escribe por
necesidad, para "molestar a los hipócritas, a los de la Iglesia (católica) y a
los de la política", a quienes considera una "partida de bribones".
En entrevista con Efe antes del inicio de la XXV edición de la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), Vallejo (Medellín, 1942) dijo no
sentirse mexicano ni colombiano, sino más bien un autor cuya obra ha escrito
solo para su idioma y "para unos cuantos", y le tiene "sin cuidado que las
traduzcan".
"Mi patria es la lengua española, la de veinte países, y ya cumplió mil años,
unos cuantos más que yo", explica Vallejo, quien se siente "muy honrado" con el
galardón que se le entregará mañana en Guadalajara.
"La FIL es una feria muy hermosa, que se llena de niños y de jóvenes, o sea
de esperanza. Me siento muy honrado por el premio que me dan y algo más: muy
contento", añadió.
Vallejo, quien comenzó a escribir a los 38 años, salió de Colombia hace
décadas, realizó estudios de filosofía, biología, música y cine, estos últimos
en Roma, antes de instalarse y convertir a México en su hogar.
Llegó a este país el 26 de febrero de 1971, recibió la nacionalidad mexicana
en 2007 y ha desarrollado desde México toda su carrera literaria y
cinematográfica, aunque siempre con la vista puesta en Colombia.
"Aquí filmé mis tres películas y he escrito la totalidad de mis libros, que
si las cuentas no me fallan son 17. Colombia es el país de mi niñez y mi
infancia y el centro de mis diez novelas y de mis biografías de los poetas
Porfirio Barba Jacob (1991) y José Asunción Silva (1995)", asegura.
Tiene el corazón tan dividido que asegura: "no logro decidir (...) si me debo
morir allá o aquí".
Su prosa está impregnada de un tono contestatario y la crítica la describe
como vigorosa y áspera.
La literatura de Vallejo ha sido calificada por algunos como una expresión de
"escepticismo lúcido", una etiqueta que no le incomoda y ante la que dice estar
"muy agradecido".
El jurado del premio en Lenguas Romances, el más importante que entrega la
FIL, le ha considerado "una de las voces más personales, controvertidas y
exuberantes de la literatura actual en español".
"Su escritura gira en torno a un único tema, Colombia, pero en realidad es
una excursión abigarrada y comprometida por los conflictos del ser humano, desde
la denuncia al desencanto, pasando por una difícil ternura que a veces es
entendida también como agresión o disconformidad", indicó el jurado en su
acta.
Autor de "El desbarrancadero" (2001), un relato sobre los estragos del sida,
o "El don de la vida" (2010), una burla sobre la muerte, el estilo de Vallejo es
muy personal, con el empleo siempre de la primera persona en el narrador de sus
novelas.
Con "La virgen de los sicarios" (1993), sobre la violencia colombiana, fundó
la corriente narrativa denominada "sicaresca antioqueña", cuya visión ácida o
desencantada del mundo emparenta con la estirpe literaria de Henry Miller, Jean
Genet o Boris Vian.
El escritor se muestra escéptico con la posibilidad de que la humanidad sea
capaz de enderezar su rumbo y de enfrentar enormes retos como el de la
superpoblación del planeta y la falta de respeto hacia otras especies distintas
de la humana.
A Latinoamérica la considera "el continente de la libertad y la esperanza",
un espacio donde "uno puede decir lo que quiere sin que le maten".
"Y si me matan, ¡qué más da!", agrega Vallejo, quien confiesa que ha dejado
de leer, que lo que más le llega al corazón es la música, especialmente la de
Christoph Gluck, la de Wolfgand Amadeus Mozart, la de Gustav Mahler, la de
Claude Debussy y la de Richard Strauss, así como algunos boleros, rancheras y
milongas.
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