Rv: Plan de Ayala y el Proyecto Indígena de Nación
09:54 p.m.
De: | Julio Atenco Vidal (atencoguerra2@yahoo.com.mx) |
Enviado: | sábado, 26 de noviembre de 2011 09:54:01 p.m. |
Estimado C. Enrique Pérez
Leí con atención la "Convocatoria a la campaña por un Plan de Ayala para el Siglo XXI". Quiero exponerle brevemente lo siguiente:
1.- Las organizaciones indígenas integrantes del Movimiento Indígena Nacional consideramos que los derechos culturales y autonómicos de los Pueblos Originarios no son un derecho más y en paralelo a los derechos agrarios de los mismos Pueblos originarios.
2.- En el derecho siempre existen jerarquías y en la política prioridades. En la lucha indígena histórica los derechos agrarios son un componente de los derechos Políticos. Por eso, la lucha indígena no es solo por la tierra, es ante todo una lucha política por el respeto a nuestro territorio porque en él practicamos nuestra relación cultural, espiritual y productiva con la tierra y ejercemos nuestra soberanía o autonomía, es decir, ejercemos nuestra propia jurisdiccionalidad o ley: gobierno, administración y justicia.
3.- El llamado problema indígena, uno de los grandes problemas nacionales de México, consiste en la relación de opresión y dominio politico que ejerce el Estado mexicano sobre nuestros Pueblos Originarios o Indígenas.
4.- La terrible realidad de opresión de nuestros Pueblos Originarios (llamados en el derecho nacional e internacional Pueblos Indígenas) no deviene de la derrota militar de zapatistas en la revolución de 1910, es mucho más antigua, su origen se encuentra al menos desde la formación de la Nación mexicana y su Estado pues fuimos excluidos como sociedades y culturas originarias, como sujetos colectivos con derechos políticos, como Pueblos originarios con el derecho a seguir existiendo como culturas diferentes. Nuestra realidad es que pasamos de ser vasallos de los españoles a ser vasallos de los ahora llamados mexicanos y así seguimos hasta ahora.
5.- Los primeros derechos (de los cuales se derivan todos los demás) de los Pueblos Indígenas no reconocidos desde la formación del Estado mexicano son: 1.- Nuestro derecho político a existir como Sujetos de Derecho Público, como Sujetos políticos, como sociedades histórica y cultural-étnicamente diferenciadas del resto de la llamada Nación mexicana. 2.- Bajo el presupuesto de que somos parte de la Nación mexicana no se ha respetado nunca nuestro derecho a tener y portar con dignidad y oficialmente nuestra identidad étnica madre; a conservar y reproducir nuestra identidad étnica. Por eso, primero en nuestra acta de nacimiento y luego también en nuestra credencial de identificación oficial no se indica cuál es nuestro origen étnico o lengua y cultura materna. Para acabar pronto, desde que se imaginó la independencia hasta ahora que se imagina la "república amorosa", los "promotores del cambio" (todavía no pinta para una revolución) están pensando en un sociedad, en un Estado y sus leyes e instituciones de naturaleza monocultural y monoétnica, es decir, están imaginando una nueva Nación de mestizos que de migajas sociales a los Pueblos Indígenas pero no derechos fundamentales que nos hagan libres. Están pensando en nuevas leyes e instituciones, planes y proyectos pero no en una verdadera refundación del Estado que incluya en su composición orgánica y estructural a nuestros Pueblos Indígenas como Sujetos Colectivos de Derecho Público, como sociedades autonómicas y sin la mediación de los Partidos.
6.- La revolución democrática y la "república amorosa" volverán a cometer la injusticia histórica de 1810 y de 1910 si se limitan a convocarnos por un nuevo Proyecto Alternativo de Nación pero que al igual que los viejos liberales solo nos usen como carne de cañón para refundar a la Nación nuevamente excluyendo del Estado y la sociedad a nuestros Pueblos Indígenas. Para nosotros nada cambiará sustancialmente.
7.- Lo invito a que revise el documento adjunto "Proyeto Indígena de Nación. Por un Estado Plurinacional Democrático en México" y le solicito formalmente lo haga extensivo a las organizaciones convocantes para de ser posible podamos iniciar un proceso de diálogo que acerque nuestras posturas políticas y eventualmente construyamos la unidad de nuestros movimientos.
En espera de sus comentarios le anticipo mi respeto y le envío mis deseos de paz.
Leí con atención la "Convocatoria a la campaña por un Plan de Ayala para el Siglo XXI". Quiero exponerle brevemente lo siguiente:
1.- Las organizaciones indígenas integrantes del Movimiento Indígena Nacional consideramos que los derechos culturales y autonómicos de los Pueblos Originarios no son un derecho más y en paralelo a los derechos agrarios de los mismos Pueblos originarios.
2.- En el derecho siempre existen jerarquías y en la política prioridades. En la lucha indígena histórica los derechos agrarios son un componente de los derechos Políticos. Por eso, la lucha indígena no es solo por la tierra, es ante todo una lucha política por el respeto a nuestro territorio porque en él practicamos nuestra relación cultural, espiritual y productiva con la tierra y ejercemos nuestra soberanía o autonomía, es decir, ejercemos nuestra propia jurisdiccionalidad o ley: gobierno, administración y justicia.
3.- El llamado problema indígena, uno de los grandes problemas nacionales de México, consiste en la relación de opresión y dominio politico que ejerce el Estado mexicano sobre nuestros Pueblos Originarios o Indígenas.
4.- La terrible realidad de opresión de nuestros Pueblos Originarios (llamados en el derecho nacional e internacional Pueblos Indígenas) no deviene de la derrota militar de zapatistas en la revolución de 1910, es mucho más antigua, su origen se encuentra al menos desde la formación de la Nación mexicana y su Estado pues fuimos excluidos como sociedades y culturas originarias, como sujetos colectivos con derechos políticos, como Pueblos originarios con el derecho a seguir existiendo como culturas diferentes. Nuestra realidad es que pasamos de ser vasallos de los españoles a ser vasallos de los ahora llamados mexicanos y así seguimos hasta ahora.
5.- Los primeros derechos (de los cuales se derivan todos los demás) de los Pueblos Indígenas no reconocidos desde la formación del Estado mexicano son: 1.- Nuestro derecho político a existir como Sujetos de Derecho Público, como Sujetos políticos, como sociedades histórica y cultural-étnicamente diferenciadas del resto de la llamada Nación mexicana. 2.- Bajo el presupuesto de que somos parte de la Nación mexicana no se ha respetado nunca nuestro derecho a tener y portar con dignidad y oficialmente nuestra identidad étnica madre; a conservar y reproducir nuestra identidad étnica. Por eso, primero en nuestra acta de nacimiento y luego también en nuestra credencial de identificación oficial no se indica cuál es nuestro origen étnico o lengua y cultura materna. Para acabar pronto, desde que se imaginó la independencia hasta ahora que se imagina la "república amorosa", los "promotores del cambio" (todavía no pinta para una revolución) están pensando en un sociedad, en un Estado y sus leyes e instituciones de naturaleza monocultural y monoétnica, es decir, están imaginando una nueva Nación de mestizos que de migajas sociales a los Pueblos Indígenas pero no derechos fundamentales que nos hagan libres. Están pensando en nuevas leyes e instituciones, planes y proyectos pero no en una verdadera refundación del Estado que incluya en su composición orgánica y estructural a nuestros Pueblos Indígenas como Sujetos Colectivos de Derecho Público, como sociedades autonómicas y sin la mediación de los Partidos.
6.- La revolución democrática y la "república amorosa" volverán a cometer la injusticia histórica de 1810 y de 1910 si se limitan a convocarnos por un nuevo Proyecto Alternativo de Nación pero que al igual que los viejos liberales solo nos usen como carne de cañón para refundar a la Nación nuevamente excluyendo del Estado y la sociedad a nuestros Pueblos Indígenas. Para nosotros nada cambiará sustancialmente.
7.- Lo invito a que revise el documento adjunto "Proyeto Indígena de Nación. Por un Estado Plurinacional Democrático en México" y le solicito formalmente lo haga extensivo a las organizaciones convocantes para de ser posible podamos iniciar un proceso de diálogo que acerque nuestras posturas políticas y eventualmente construyamos la unidad de nuestros movimientos.
En espera de sus comentarios le anticipo mi respeto y le envío mis deseos de paz.
Tlacatenco Julio Atenco Vidal
Presidente de CROISZ
Miembro de la Comisión Política del Movimiento Indígena Nacional (MIN)
Presidente de CROISZ
Miembro de la Comisión Política del Movimiento Indígena Nacional (MIN)
De: listarmalc-bounces@lists.laneta.apc.org [mailto:listarmalc-bounces@lists.laneta.apc.org] En nombre de Marco Antonio Velázquez Navarrete (by way of Red Mexicana de Accion frente al Libre Comercio <rmalc@laneta.apc.org>)
Enviado el: Viernes, 25 de Noviembre de 2011 05:42 p.m.
Para: listarmalc@lists.laneta.apc.org
Asunto: [Listarmalc] [con-maíz] 100 PLAN DE AYALA 100: HACIA UN NUE VO PLAN DE AYALA SIGLO XXI.
Enviado el: Viernes, 25 de Noviembre de 2011 05:42 p.m.
Para: listarmalc@lists.laneta.apc.org
Asunto: [Listarmalc] [con-maíz] 100 PLAN DE AYALA 100: HACIA UN NUE VO PLAN DE AYALA SIGLO XXI.
CONMEMORACIÓN DE 100 AÑOS DEL PLAN DE AYALA
CONVOCATORIA A LA CAMPAÑA POR UN PLAN DE AYALA PARA EL SIGLO XXI
CONVOCATORIA A LA CAMPAÑA POR UN PLAN DE AYALA PARA EL SIGLO XXI
Este 28 de noviembre se cumplen los primeros 100 años de la firma del Plan de Ayala. En esta memorable ocasión, el pueblo de Ayoxustla, Puebla, invita, junto con organizaciones sociales y civiles, movimientos, pueblos, comunidades y asociaciones de todo el país, a conmemorar este centenario precisamente en el pueblo donde Emiliano Zapata llamó a “esos que no tienen miedo que pasen a firmar” el plan revolucionario. A la vez, esta fecha gloriosa servirá de arranque de la Campaña para construir el Plan de Ayala para el siglo XXI y la convergencia social necesaria para que lograr que triunfe.
Se trata de festejar el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios sobre sus tierras y el reparto agrario plasmados en la Constitución, en el artículo 27, que recogió las ideas fundamentales del Plan de Ayala. El pueblo de Ayoxustla celebrará con una fiesta popular, con una marcha a caballo desde Chiautla, bandas de música. Como invitado especial en el evento del pueblo estará Andrés Manuel López Obrador.
Como hace 100 años lo fue para la Revolución, se convocará a firmar un compromiso para elaborar un Plan acorde con las luchas actuales en el campo mexicano, en especial hacer realidad la soberanía alimentaria por medio de la producción campesina y combatir frontalmente la desigualdades extremas; se trata de pensar y actuar para generar condiciones para reactivar las cadenas productivas y desarrollar el empleo rural; proteger los recursos naturales y desplegar una utilización social y culturalmente compatible de preservación del carácter público y usufructo colectivo de los recursos naturales y los saberes comunitarios; tener una propuesta y proceder al impulso de una economía rural solidaria. En este Plan y en la práctica tambien defenderemos los derechos de los migrantes y de las mujeres campesinas. Queremos recuperar esperanza para los jóvenes y la población rural. Un Plan de Ayala para el Siglo XXI debe incluir así mismo, la lucha por el reconocimiento de los derechos culturales y autonómicos de los pueblos originarios y la revitalización de nuestra cultura y de valores comunitarios como la solidaridad y la reciprocidad, que se despliegan generosamente en todos los pueblos de México.
La transformación del campo mexicano requiere un cambio de fondo en el país. Para lograrlo la constelación política de los movimientos sociales y de las sociedades que constituyen los mundos rurales, debemos converger respetando siempre la diversidad y las diferencias, buscando una alianza para actuar todos juntos por un cambio verdadero.
Hoy, como ayer lo hizo Zapata, invitamos a firmar a los que no tengan miedo
ORGANIZACIONES CONVOCANTES:
CONSEJO NACIONAL DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS (CONOC)
CENTRAL DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS Y POPULARES (COCYP)
UNIÓN NACIONAL DE ORGANIZACIONES REGIONALES CAMPESINAS AUTÓNOMAS (UNORCA)
COORDINADORA NACIONAL DE ORGANIZACIONES CAFETALERAS (CNOC)
ASOCIACIÓN MEXICANA DE UNIONES DE CRÉDITO DEL SECTOR SOCIAL (AMUCCS)
ASOCIACIÓN NACIONAL DE EMPRESAS COMERCIALIZADORAS DE PRODUCTORES DEL CAMPO (ANEC)
FRENTE DEMOCRÁTICO CAMPESINO DE CHIHUAHUA (FDC)
MOVIMIENTO AGRARIO INDÍGENA ZAPATISTA (MAIZ)
RED MEXICANA DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS FORESTALES (RED MOCAF)
COOPERATIVA TOSEPAN TITATANISKE
COMITÉ DE DEFENSA DE LOS DERECHOS DEL PUEBLO (CODEP)
FRENTE DE PUEBLO INDÍGENAS DE LA MADRE TIERRA (FREPI)
COORDINADORA PLAN DE AYALA – ESTADO DE MÉXICO (CNPA-EDO MEX)
MOVIMIENTO DE REGENERACIÓN NACIONAL (MORENA)
Enrique Pérez S.
(Coordinador de Prensa y Comunicación)
ANEC, A.C.
56-61-59-14 / 56-62-92-97 Ext. 108
044-55-16-44-67-08
enrique.perez@anec.org.mx
www.anec.org.mx
www.sinmaiznohaypais.org
www.conoc.org.mxwww.subsidiosalcampo.org.mx
Por una modernización del campo con campesinas y campesinos
Se trata de festejar el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios sobre sus tierras y el reparto agrario plasmados en la Constitución, en el artículo 27, que recogió las ideas fundamentales del Plan de Ayala. El pueblo de Ayoxustla celebrará con una fiesta popular, con una marcha a caballo desde Chiautla, bandas de música. Como invitado especial en el evento del pueblo estará Andrés Manuel López Obrador.
Como hace 100 años lo fue para la Revolución, se convocará a firmar un compromiso para elaborar un Plan acorde con las luchas actuales en el campo mexicano, en especial hacer realidad la soberanía alimentaria por medio de la producción campesina y combatir frontalmente la desigualdades extremas; se trata de pensar y actuar para generar condiciones para reactivar las cadenas productivas y desarrollar el empleo rural; proteger los recursos naturales y desplegar una utilización social y culturalmente compatible de preservación del carácter público y usufructo colectivo de los recursos naturales y los saberes comunitarios; tener una propuesta y proceder al impulso de una economía rural solidaria. En este Plan y en la práctica tambien defenderemos los derechos de los migrantes y de las mujeres campesinas. Queremos recuperar esperanza para los jóvenes y la población rural. Un Plan de Ayala para el Siglo XXI debe incluir así mismo, la lucha por el reconocimiento de los derechos culturales y autonómicos de los pueblos originarios y la revitalización de nuestra cultura y de valores comunitarios como la solidaridad y la reciprocidad, que se despliegan generosamente en todos los pueblos de México.
La transformación del campo mexicano requiere un cambio de fondo en el país. Para lograrlo la constelación política de los movimientos sociales y de las sociedades que constituyen los mundos rurales, debemos converger respetando siempre la diversidad y las diferencias, buscando una alianza para actuar todos juntos por un cambio verdadero.
Hoy, como ayer lo hizo Zapata, invitamos a firmar a los que no tengan miedo
ORGANIZACIONES CONVOCANTES:
CONSEJO NACIONAL DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS (CONOC)
CENTRAL DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS Y POPULARES (COCYP)
UNIÓN NACIONAL DE ORGANIZACIONES REGIONALES CAMPESINAS AUTÓNOMAS (UNORCA)
COORDINADORA NACIONAL DE ORGANIZACIONES CAFETALERAS (CNOC)
ASOCIACIÓN MEXICANA DE UNIONES DE CRÉDITO DEL SECTOR SOCIAL (AMUCCS)
ASOCIACIÓN NACIONAL DE EMPRESAS COMERCIALIZADORAS DE PRODUCTORES DEL CAMPO (ANEC)
FRENTE DEMOCRÁTICO CAMPESINO DE CHIHUAHUA (FDC)
MOVIMIENTO AGRARIO INDÍGENA ZAPATISTA (MAIZ)
RED MEXICANA DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS FORESTALES (RED MOCAF)
COOPERATIVA TOSEPAN TITATANISKE
COMITÉ DE DEFENSA DE LOS DERECHOS DEL PUEBLO (CODEP)
FRENTE DE PUEBLO INDÍGENAS DE LA MADRE TIERRA (FREPI)
COORDINADORA PLAN DE AYALA – ESTADO DE MÉXICO (CNPA-EDO MEX)
MOVIMIENTO DE REGENERACIÓN NACIONAL (MORENA)
Enrique Pérez S.
(Coordinador de Prensa y Comunicación)
ANEC, A.C.
56-61-59-14 / 56-62-92-97 Ext. 108
044-55-16-44-67-08
enrique.perez@anec.org.mx
www.anec.org.mx
www.sinmaiznohaypais.org
www.conoc.org.mxwww.subsidiosalcampo.org.mx
Por una modernización del campo con campesinas y campesinos
PROYECTO INDÍGENA DE NACIÓN
POR UN ESTADO PLURINACIONAL
DEMOCRÁTICO EN MÉXICO
MOVIMIENTO INDIGENA NACIONAL (MIN)
México
SEPTIEMBRE 2010
CONTENIDO
I) 7 TESIS POLÍTICAS SOBRE LA RELACIÓN HISTÓRICA
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS CON EL ESTADO NACIONAL MEXICANO
II) FUNDAMENTOS HISTÓRICOS
III) POR UNA RELACIÓN POLÍTICA
DEMOCRÁTICA E INTERCULTURAL
IV) REFUNDAR EL ESTADO-NACION
HACIA UN ESTADO PLURINACIONAL
DEMOCRÁTICO EN MÉXICO
I) 7 TESIS POLÍTICAS SOBRE LA RELACIÓN HISTÓRICA
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS CON EL ESTADO NACIONAL MEXICANO
El Proyecto Indígena de Nación
del Movimiento Indígena Nacional plantea 7 Tesis políticas sobre la relación
histórica de los Pueblos Indígenas con el Estado Nacional mexicano:
1.- La invasión española no solo derrotó militarmente a las
naciones indias originarias, sino que
pretendiendo destruir consiguió interrumpir nuestro proceso civilizatorio
milenario para dominarnos étnica, cultural y políticamente.
El medio para lograr este fin fue
la cooptación o asesinato de los líderes político y espirituales, la
cooptación o asesinato de nuestros
sabios y maestros, la destrucción de los códices que contenían el conocimiento
científico y el acervo cultural milenario, la destrucción de nuestros centros
ceremoniales y administrativos, la destrucción de nuestras escuelas y el mayor
genocidio conocido por la humanidad: en tan solo 65 años de invasión los
españoles asesinaron o provocaron la muerte de 24 de 25 millones de habitantes
originarios.
2.- El Proyecto de Nación emanado del Movimiento de Independencia
concibió y definió a México como una Nación Única. Las nuevas instituciones
nacionales, políticas públicas y planes de gobierno se construyeron pensando
que la sociedad mexicana era Monocultural y Monolingüe. En lo sustantivo nada
cambió para los Indígenas, la esclavitud continuó al menos 100 años más
A pesar de que los Pueblos
Indígenas eran el 80% de la población nacional, los dirigentes políticos de la
independencia -por racistas en su
mayoría o por soberbios e ignorantes- no tuvieron voluntad política para
reconocer la existencia de los Pueblos Indígenas como sujetos políticos con
personalidad jurídica en calidad de Tribus, Pueblos y Naciones originarias; no
tuvieron la sensibilidad política para respetar nuestra diferencia étnica y
cultural y garantizar nuestra integración a la Nación sin perder nuestra
identidad. La solución encontrada fue algo mucho más simple: solo nos
ignoraron.
3.- A principio del siglo XX la población indígena seguía siendo
una mayoría étnica en México, no obstante, los líderes políticos de todas las
facciones revolucionarias pactaron un
nuevo Proyecto de Nación perfilado en la Constitución de 1917 que más allá de
los derechos sociales ahí consagrados -que si fueron motivo de enormes
discordias-, ratificó el Modelo de Nación Única ( Monolingüe, Monocultural y
ahora también Monoétnico,), con lo cual consciente y políticamente toda la
clase política de la época se unificó
para volver a excluir a los Pueblos Indígenas de la Nación mexicana y su
Estado.
En la constitución de 1917 no se
reconocía ni siquiera la existencia física de nuestros Pueblos Indígenas. Las
leyes, las instituciones, las políticas públicas, la cultura y la educación se
construyeron negando la diversidad étnica y cultural que era México.
Por eso, los doscientos años de
independencia de México han significado para nuestros Pueblos Indígenas
doscientos años de sobrevivencia en calidad de extranjeros en nuestra propia
tierra. Han sido doscientos años en los que el Estado mexicano nos ha impuesto
una condición de dominación étnica, cultural y política.
4.- A fines del siglo pasado el Estado Mexicano se dio cuenta que
necesitaban construir una identidad nacional que le diera sustento cultural y
espiritual a la Nación. Cien años de independencia no le habían aportado a
México elementos identitarios propios. Éstos se encontraban en el mundo
indígena anterior a la invasión española, en su pasado milenario y en el acervo
cultural indígena del presente. Primero el Porfirismo se empeñó en rescatar los
elementos culturales prehispánicos y luego los políticos triunfantes de la
revolución le dieron continuidad a ese proceso de rescate arqueológico hasta
formular en 1948 una política de Estado en materia indígena etnocida denominada
Indigenismo consistente en aculturizar a nuestros Pueblos Indígenas para
integrarlos como verdaderos mexicanos y al mismo tiempo expropiarles sus
elementos culturales para dotárselos a la Nación mexicana que ahora -según sus
estadísticas poco creíbles- era mayoritariamente mestiza.
5.- La reforma constitucional federal de 1992 creó el artículo 4
en el cual -después de 75 años- se reconocía que existían los Pueblos Indígenas
y más aún que eran el “sustento originario de la nación”. Esta reforma obligada
fue la precondición para que el Senado de la República pudiera ratificar el
“Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos indígenas y Tribales en países
independientes de 1989”. Con estos novedosos elementos constitucionales se
inauguró en México una nueva etapa de dominio y manipulación étnica, política
y cultural sobre los Pueblos Indígenas
por el Estado mexicano.
Es una nueva etapa de simulación
en la que el Estado alardea de reconocer derechos indígenas pero en realidad en
ningún caso la constitución federal o estatal reconoce a los Pueblos Indígenas
como el Sujeto del Derecho Público, de modo que los “derechos” mínimos ya
consagrados son letra muerta pues no existe el Sujeto del Derecho que pueda
ejercer tales derechos.
Los Pueblos Indígenas son
realmente existentes pero jurídicamente inexistentes pues el Estado mexicano se
niega a reconocernos personalidad jurídica como Sujetos de Derecho Público.
6.- Refundar a la Nación es
ya una demanda nacional de todos los sectores sociales y políticos del país y
en eso coincidimos los Pueblos indígenas y sus organizaciones. Pero esta
refundación no puede ni debe ratificar el modelo de Nación Única.
Los Pueblos Indígenas tenemos el
derecho a reconstituirnos como las Naciones florecientes y cultas que éramos
antes de la invasión española, exactamente del modo en que la Nación mexicana tiene el derecho a
reconstituir su tejido social, a repensar su democracia representativa, a
corregir sus formas de ejercicio del Poder Público y a mejorar su modelo de Desarrollo
nacional.
Construir una genuina Unidad en
la Diversidad étnica y cultural debe sintetizar las aspiraciones de los Pueblos
indígenas y de la Nación mexicana; tal Unidad en la Diversidad debe expresarse
en un modelo de Nación Democrática en la que coexistamos indígenas y no
indígenas en condiciones de pluralidad jurídica, de respeto a la identidad
étnica y a la diferencia cultural. Para conducir a México hacia este proyecto
de unidad nacional de nuevo tipo, el Estado mexicano deberá refundarse como un
Estado Plurinacional Democrático.
.
Los Pueblos Indígenas queremos
seguir siendo mexicanos pero sin perder nuestra identidad y a partir de
nuestras propias instituciones y políticas de autodesarrollo.
7.- Este nuevo modelo de Nación tiene que regirse por relaciones
políticas democráticas de nuevo tipo en las que
los intereses de “lo público” y/o comunitario y la intolerancia a la
corrupción e impunidad normen el marco jurídico nacional, la ética política y
la vida institucional de la nueva Unidad en la Diversidad.
La Nación mexicana multicultural
que hoy se proclama, no será una farsa
-como lo es ahora- si se refunda
al Estado mexicano como un Estado Plurinacional Democrático que mandatado por
una nueva Constitución reconozca y reglamente:
A) a los Pueblos Indígenas del país como Sujetos de Derecho Público, con
personalidad jurídica, territorio y patrimonio propio; B) que los Pueblos
Indígenas forman parte del Estado Plurinacional
Democrático y la Nación mexicana en condiciones de autonomía y libre
determinación, que por este derecho fundamental los Pueblos indígenas tiene
derecho a reconstituir: a) un Territorio en donde ejercen una soberanía
relativa, b) un Gobierno autónomo, c) una Ley propia que regula su convivencia
interna, d) una Lengua materna, cultura e identidad propia con derecho a
recrearla y reproducirla de manera autónoma y e) una Espiritualidad que
libremente se dan a sí mismos; C) el derecho de identidad étnica de la persona
indígena, a portarla con dignidad en documentos oficiales y que en adelante se
nos denomine por nuestro gentilicio de conformidad con nuestra Lengua Materna y
ya no se refieran a nosotros genéricamente como indígenas; D) a las Autonomías
Indígenas como un cuarto piso de poder en la estructura política del país; E)
un nuevo marco jurídico nacional que se define como de Pluralidad Jurídica
(coexistencia del Derecho positivo y el Derecho indígena) y F) la participación
de los Pueblos Indígenas -de manera representativa y mandatada y sin la
mediación de los particos políticos- en
los tres Poderes del Estado.
Así, de manera autónoma y
libremente determinada los Pueblos Indígenas recuperaremos –en el marco del
Estado y la Nación mexicana- el poder de
decisión sobre nuestro propio destino al que tenemos derecho.
Tlacatenco Julio Atenco Vidal
Xalapa de Enríquez enero 2011
II) FUNDAMENTOS HISTÓRICOS
1.- La Nación mexicana se encuentra en un momento histórico de
confluencia de una severa crisis económica recurrente, de una profunda crisis
de representatividad política y de una terrible crisis social o descomposición
social.
Este
escenario ha sido posible debido a décadas de mal gobierno de una clase
política ambiciosa que mediante el control del Estado ha sido capaz de
institucionalizar su corrupción y amasar enorme fortunas con el erario público;
que –violando la constitución hasta el cansancio- ha protegido los intereses
del capital nacional y extranjero, en detrimento de los derechos de los
trabajadores, de los intereses de la Nación y de la soberanía del país; que
administra la pobreza con fines electorales, que mantiene una relación
incestuosa con la delincuencia organizada; que impuso un sistema de gobierno
policiaco mediante el cual sistemáticamente ha procurado desmantelar a las
organizaciones sociales independientes y que administra la violencia
institucional para eliminar o cooptar a líderes sociales o políticos opositores
y criminaliza la protesta social para reprimir la disidencia. El llamado Estado
Social de Derecho, producto de la
Revolución de 1910, muy pronto fue sustituido por un Estado Mafioso.
Esta
es una parte de la terrible historia que hemos vivido y compartido los Pueblos
Indígenas con la sociedad nacional no indígena los últimos 80 años.
2.- Pero la historia de violencia y agravios del Estado y su clase
política en contra de nuestros Pueblos originarios de México es aún más atroz.
Por 500 años hemos sufrido el genocidio del Estado que ha destruido físicamente
a Pueblos Indígenas enteros; hemos padecido el etnocidio del Estado que ha
destruido centenares de culturas originarias (desarticulando a nuestras
sociedades, eliminando nuestras leyes e instituciones propias para apropiarse
de nuestro patrimonio cultural e identidad milenaria); sufrimos del Estado y de
malos mexicanos un permanente despojo de nuestras tierras, territorios y
recurso naturales; sobrevivimos a pesar de la explotación que como esclavos
vivieron nuestros abuelos en la colonia y al menos durante los primeros 100
años del México independiente; sobrevivimos en condiciones de negación étnica,
de opresión política, de desprecio racista y
una política de Estado que nos segrega y margina política, cultural,
social y económicamente de la Nación mexicana.
Nuestra
historia de vejaciones no se explica solo en el
neoliberalismo o de otras formas del capitalismo moderno. Tiene su
origen en la invasión española en 1521 (de su Estado feudal y mercenarios) y
tiene continuidad y refinamiento con el nacimiento y consolidación del Estado
mexicano.
El
modelo civilizatorio anahuaca o mesoamericano de nuestros ancestros se fue
configurando a lo largo de unos 40,000 años, el tiempo que tiene el ser humano
de haber llegado a este continente. Nuestros antepasados encontraron una manera
propia de entender el espacio y el tiempo y así construyeron una
cultura-civilización originaria.
De
hecho –hoy se sabe- únicamente en seis lugares se encontraron maneras propias
de vivir el tiempo y el espacio: Egipto, Sumeria, China, India, los Andes y el
Anáhuac. El modelo cultural que trajeron los españoles fue el originado en
Egipto y Sumeria.
Todo
el saber anahuaca, tanto el científico, el tecnológico, como del hombre su
lugar en el universo y su relación con Dios, el dador de vida, fue generado,
conservado y enriquecido a través del sistema educativo anahuaca. Ahora es por
todos reconocido que en tiempos de la invasión española, las civilizaciones
Anahuacas eran mucho más avanzadas que las europeas en muchísimos campos del
saber científico.
La
invasión española como un depredador acabó con nuestro sistema educativo:
cooptando o matando a los tlamatinis y destruyendo sus centros educativos. Lo
más notable de esta pérdida fue la quema de todas las bibliotecas que contenían
la sabiduría anahuaca, una sabiduría acumulada por el esfuerzo de muchas
generaciones durante milenios.
Los
pocos tlamatinimeh 'tlamatinis' guías o como diríamos ahora “maestros” que
escaparon con vida se fueron a lugares apartados, generalmente montañosos, y
transmitieron su saber en diferentes localidades. Al romperse la continuidad
educativa y cultural anahuaca en general, se perdió no únicamente el hablar
armonizante sino también el avance de nuestra civilización anahuaca.
La
quema de las bibliotecas de Tenochtitlan y Texcoco aun horroriza a cualquier
ser humano medianamente educado. En este acto de barbarie desapareció mucho del
saber científico de la antigua Anáhuac.
La
imposición de la religión católica apostólica y romana a los antiguos anahuacas
fue el corolario de la esclavitud, y representó la pérdida de la libertad
educativa, de pensamiento y manifestación espiritual de que gozaban los
anahuacas. A los grilletes de pies y manos de nuestros abuelos se sumaron los
grilletes al pensamiento y espiritualidad de las siguientes generaciones por
500 años.
La
destrucción de nuestra élite gobernante, científica, intelectual y espiritual,
así como el sistema institucional y normativo de nuestros ancestros fue solo el
principio del genocidio y etnocidio que la humanidad jamás haya visto. Los
liderazgos políticos o religiosos podían sustituirse en breve tiempo, pero sería
imposible recuperar el conocimiento milenario destruido por la ignorancia,
barbarie, vulgaridad y avaricia española. La invasión hundió a nuestras
sociedades en la oscuridad.
El
mundo actual se horroriza de la masacre de 6 millones de judíos a manos de los
nazis. Pero no se atreve a mirar y menos enjuiciar el genocidio, la masacre de
más de 20 millones de antiguos mexicanos causada por la espada, las
enfermedades y la desmedida ambición española durante tan solo los primeros 60
años de la invasión. El mundo también se niega a mirar y cuestionar el
etnocidio del Estado mexicano por haber combatido militarmente a unos Pueblos
hasta casi su exterminio y haber pauperizado, aculturizado y asimilado a otro,
todo lo cual finalmente logró la desaparición de más de 200 Pueblos-Culturas en
todo el territorio nacional.
El
exterminio y asesinato de millones de nuestros abuelos y abuelas indígenas, la
destrucción de nuestras instituciones políticas, sociales y culturales, la
dominación espiritual y el saqueo ininterrumpido por 500 años de nuestras
tierras, territorios y recursos naturales constituyen un CRIMEN DE LESA
HUMANIDAD. Así, dramáticamente se interrumpió nuestro proceso civilizatorio
floreciente de 40 000 años.
Nosotros
perdonamos, pero no olvidamos.
3.- En tiempos de la Independencia de cada 10 mexicanos 8 eran
hablantes de alguna lengua originaria. Fueron mártires y sangre indígena
anónima derramada a caudales. A ellos el Movimiento Indígena Nacional les
recordará con respeto y les rendiremos tributo permanente.
No
aceptamos que se identifique a estos mártires solo como “pobres” o
“desposeídos”, porque con eso se quiere evitar reconocer que este sacrificio
humano, en su inmensa mayoría, fue de nuestros ancestros indígenas. Los
mexicanos deben saber que las masas revolucionarias de la independencia eran
mayoritariamente indígenas y de ellos fue la mayor cuota de sangre para lograr
la independencia de España. Esta es una deuda pendiente que tiene México con
los Pueblos Indígenas.
4.- Se pidió el concurso de los indios para engrosar los
ejércitos insurgentes y respondiendo al
llamado se movilizaron como Pueblos, Tribus y Naciones generosamente y
ofrendaron su vida esperanzados en lograr un cambio verdadero que restituyera
sus territorios y respetara sus formas de vida y de gobierno interno (que ahora
llamaríamos autónomo) en justa coexistencia con los nuevos mexicanos... Pero el
pago fue la traición.
Las
realidades e intereses de indios y criollos eran muy diferentes. Mientras que éstos últimos estaban en un
conflicto con sus parientes españoles por poder y riqueza, nuestros ancestros
indígenas vivían en conflicto permanente con españoles y criollos por la
Invasión a nuestros territorios, la Explotación esclava, el asesinato alevoso y
masivo y el Dominio político de que éramos víctima por 300 años... Sin embargo,
en este ajedrez político militar los indios solo fuimos utilizados como peones
de la revolución, solo nos veían como fuerza militar de choque, instrumentos
militares individuales, masa desechable como punta de lanza.
Los
criollos estaban convencidos que por derecho divino eran los verdaderos dueños
de la Nación mexicana. En este sistema de pensamiento los indios solo éramos
sus sirvientes. Generaciones de criollos durante 300 años solo habían conocido
a los indios como muertos vivientes tributantes de la Corona, casi bestias
aportando su mano de obra gratuita para la construcción de templos y palacios,
por eso para los criollos no tenía importancia si de las manos indias emanaban
obras de arte, pues solo eran sus sirvientes. Este era el concepto que los
criollos tenían de nuestros abuelos y abuelas. Renegaban de los españoles,
denunciaban su opresión política y la explotación a los americanos (los
criollos se asumían como los americanos) pero tramposamente evitaban reconocer
la condición de esclavos en que vivían nuestros abuelos y abuelas y que ellos
eran los dueños originarios de los territorios ocupados por extranjeros
españoles, criollos y luego también por mestizos. Por eso, los criollos insurgentes
se comprometían a respetar la propiedad incluso de los españoles que no se
opusieran a la revolución de independencia pero nunca se comprometieron a
restituir las tierras y territorios a sus dueños originarios.
Las
proclamas del “Despertador Americano” de Hidalgo encierran un proyecto político
en el que los criollos reclaman para sí el control del gobierno, la economía
nacional y la titularidad de la
soberanía nacional, pues se reivindicaban como el Pueblo americano. Hidalgo era
un hombre bueno pero política, cultural e ideológicamente era criollo. En la
tarea política de definir y pactar el Proyecto de Nación y de todo asunto de
gobierno futuro los indios fueron ignorados, como si no existieran. Insurgentes
e Independentistas concibieron -cada quien a su modo- y finalmente pactaron un
proyecto de Nación étnicamente Única en la cual los Pueblos, Tribus y Naciones
quedarían disueltos oficial y jurídicamente.
6.- Consumada la independencia, los nuevos mexicanos liberales y
conservadores (criollos y mestizos), muy a pesar de que eran una clarísima
minoría étnica y cultural, se dieron a la tarea de construir sus instituciones
y sus leyes pensando que México era una sociedad de una sola etnia, de una sola
cultura, de una sola lengua y de una sola religión. La gran diversidad cultural
y étnica que componía el 80 % de la población nacional y que era indígena fue
simplemente ignorada. Así, la tragedia india fue haber derramado su sangre solo
para fincar el Estado de sus nuevos opresores.
7.- Los conflictos entre liberales y conservadores del primer
siglo del México independiente era una disputa por la Nación, por el control
del Estado para favorecer un sistema de acumulación de capital. Pero para unos y otros políticos, los indios
y sus Pueblos eran considerados solo como un activo económico muy poco
diferente de las bestias de carga, pues aunque la esclavitud se había abolido por decreto del presidente Vicente
Guerrero el 15 de septiembre del año 1829, y muy a pesar del triunfo Liberal y
de sus concepciones doctrinarias hipócritas de igualdad ante la ley, la mayoría
de nuestros abuelas y abuelos indígenas y sus Pueblos continuaron sufriendo la esclavitud al menos
hasta la revolución de 1910.
8.- A principios del siglo XX de cada 10 mexicanos 6 eran
hablantes de alguna lengua originaria. México llevaba 400 años que no dejaba de
experimentar diversos levantamientos libertarios indígenas a lo largo de sus
territorio, desde los mayas en Yucatán hasta los yaquis en Sonora. Pero ahora
la participación de nuestros ancestros en el proceso revolucionarios de 1910
tenía objetivos propios. Sin embargo aunque se sumaron o hicieron alianzas
regionales político militares y aportaron nuevamente una cuota de sangre muy
alta, nuevamente fueron traicionados y no se cumplieron sus sueños libertarios.
La
incomprensión de la necesidad de interlocución política de los indios con las
fuerzas políticas nacionales no indias derivó en una fatídica ausencia política
de la palabra india en el Constituyente de 1917 y eso contribuyó a que éste
reafirmara nuevamente a México como Nación étnicamente Única e indivisible y al
nuevo Estado nacional como Monoétnico, Monocultural y Monolingüe.
Ahora
con una presencia mestiza mucho mayor que la criolla, los nuevos gobernantes
construyeron sus instituciones y leyes étnica y culturalmente mestizas. ¿Pero
cuáles eran sus raíces? No tenían raíces propias. Descubrieron que construir una identidad
cultural que le diera unidad patriótica y sentido de pertenencia a los
mexicanos era una prioridad nacional. No bastaba con haber instituido en la
Constitución Federal las garantías individuales, las conquistas laborales, el
reparto agrario, el derecho a la educación pública y gratuita, así como muchos
otros derechos sociales que demandaba la mayoría de la población urbana y
campesina y que en tiempos de la mayoría criolla y la burguesía reaccionaria
eran impensables. Ahora tenían el Derecho pero les faltaba el Espíritu. Estos
elementos identitarios solo podían ser los elementos identitarios indígenas,
habría que expropiárselos, despojarles de ese patrimonio cultural hasta
entonces solo reclamado por ellos y despreciado por la soberbia y vulgaridad
criolla y mestiza que solo tenían ojos y pensamiento para la riqueza y el poder
y no para la cultura, la ciencia y la vida espiritual. Su antiguo enemigo,
Porfirio Díaz, les había dado la pista, él se había encargado de iniciar la
recuperación de algunos antiguos centros ceremoniales para fundamentar la
edificación de la identidad mexicana en el legado cultural de las antiguas
culturas anahuacas o mesoamericanas.
La
Constitución Federal que fue considerada la más vanguardista del mundo moderno,
en realidad siguió siendo tan conservadora y reaccionaria en su esencia étnica
y cultural que las anteriores, debido a que conservó y refinó la relación de
opresión política y étnica del Estado mexicano impuesta a nuestros abuelos
indios que seguían siendo una absoluta mayoría social. Para acceder a los
beneficios de los derechos constitucionales de os mexicanos, que era como una
apetitosa manzana frente a un hambriento de justicia y libertad, debíamos de
renunciar a ser indígenas. La ratificación del modelo de Nación Única y de Estado
monoétnico y monocultural fue una nueva traición y el inicio de un nuevo
proceso de terrible etnocidio cultural Nuestro calvario solo adoptaba otras
formas ahora con el sello de la crueldad mestiza.
Los
políticos liberales y conservadores Constituyentes sabían de la lucha heroica
de resistencia de los mayas en contra del invasor español al menos desde 1840 y
en contra de la explotación de criollos y mestizos hasta 1901 cuando Porfirio
Díaz por fin los pudo vencer militarmente aunque no acabar con su resistencia
cultural. Sabían de la lucha de resistencia de los Yaquis desde los días de la
invasión española y de la lucha autonomista del jefe Yaqui Cajeme cuyo legado
aún era vigente durante los días del Constituyente. Sabían de los
levantamientos militares de indios nahuas, ña-ñhú, tlahuicas, mazahuas,
zapotecos y muchos otros más. La lucha libertaria india, aunque aislada una de
otra, era ampliamente conocida. A pesar de todo, estos Constituyentes
conceptualizaron a nuestros Pueblos,
Tribus y Naciones como simples comunidades o -peor aún- como grupos de
campesinos pobres, ignorantes y analfabetas. Si bien los Liberales y
Conservadores se disputaban el Poder y la Nación hasta la muerte, el tema
indígena los unificó, ahora se unían para impedir la mención siquiera en la
Constitución de la palabra indio o indígena, para garantizar que no se hiciera
referencia alguna a la existencia de Indios o Indígenas en el territorio
nacional. Así, volvimos a quedar como extranjeros en nuestra propia tierra al
menos por otros 100 años más
9.- Los nuevos liderazgos políticos e intelectuales liberales
mexicanos nunca quisieron ver y reconocer a nuestros abuelas y abuelos indios
como Pueblos, Tribus y Naciones originarias, como aliados para luchar por un
Proyecto común de Nación étnicamente incluyente y culturalmente plural, porque
nunca quisieron aceptar nuestro derecho a existir como sociedades originarias
cultural e históricamente diferenciadas.
En su momento los Insurgentes,
independentistas y ahora los revolucionarios de 1910 evitaron hacer un
compromiso de alianza política con nuestros Pueblos, Tribus y Naciones pues de
hacerlo los hubiera obligado a compartir espacios de poder en el nuevo Estado y
un lugar digno en la nueva Nación. En ellos pesó más el espíritu del conquistador
español que la justicia histórica.
10.- Zapata luchó heroicamente por la restitución de las tierras a
sus Pueblos, su liderazgo y espíritu de
la lucha del movimiento fue producto de formas de gobierno y del pensamiento de
indios autónomos, pero al mismo tiempo el movimiento zapatista y sus Pueblos se
reconocían parte de la Nación mexicana (aunque ésta los discriminaba) y le
reconocían potestad al Estado mexicano (aunque éste les ignoraba sus derecho
fundamentales). Su desengaño los llevó a luchar a lado de Madero y luego en
contra de él. Por el contrario, otros
Pueblos norteños como el documentado caso de la Tribu Yaqui, al menos hasta
1938, nunca se consideraron mexicanos porque lo que habían vivido por generaciones
durante 300 años era que ahora los mexicanos habían sustituido a los españoles
en la tarea de rapiña que hacían de sus recursos naturales, en el despojo de su
territorio, la explotación y violencia racial de que eran objeto. Por eso los
Yaquis siempre y hasta el presente han luchado por su autonomía.
11.- Los campesinos indígenas lograron visibilidad debido a su alto
nivel de organización político militar especialmente en el centro del país,
pero sobre todo porque lograron formular y plantear ante la Nación un Programa
Político propio como lo fue el Plan de Ayala que tenía como eje articulador la
demanda agraria y expresaba la demanda principal de una sociedad nacional
mayoritaria y socialmente campesina.
Zapata
cumplió su papel en el momento histórico que le tocó vivir y dignificó la lucha
por la tierra. Pero no obstante el alto nivel político militar del movimiento
zapatista, éste no logró perfilarse como Movimiento Étnico o Indígena ni
reivindicar a los Pueblos, Tribus y Naciones indias como sujetos políticos
actores en el escenario político nacional. En estos vacios conceptuales y
programáticos estratégicos residió su fragilidad histórica.
La
reducción del Programa Nacional Indio
Autonómico a un Programa Agrario fue una limitación histórica. La felicidad de
los Pueblos indios y su renacimiento no podía devenir solo de la tierra en sí
misma, pues la Tierra es un componente del cuerpo social y cultural de nuestros
Pueblos originarios, el rector pero no el único. Es nuestro corazón, pero sin
el cuerpo no puede sobrevivir, como también nuestro cuerpo sin el corazón no es
nada.
El
resultado del esfuerzo zapatista es desalentador. Los constituyentes de 1917
concedieron derechos agrarios a los campesinos y hasta protegieron la propiedad
ejidal y comunal de la tierra, en contracorriente de las antiguas leyes
juaristas. Obregón restituyó parcialmente la tierra a los Pueblos indios de
Morelos y luego Cárdenas concluyó el reparto, sin embargo, a 80 años de
distancia de esa “generosidad” criolla y mestiza la miseria campesina no ha
cambiado. Las leyes del mercado y sistema capitalista, las reformas agrarias de
1992 y el Estado corrupto propiciaron la proletarización campesina que condujo
a nuevos ciclos de concentración de la tierra y con ello también de pobreza y
la degradación socio cultural de nuestros Pueblos hasta casi su extinción.
La
lección revolucionaria india de 1917 es que el programa libertario de los
Pueblos originarios no reside en la restitución solo de la tierra sino en la
restitución de los Territorios ancestrales y autónomos en sus cinco
componentes: a) Tierra y Territorio, b) Gobierno propio, c) Ley propia, d)
Lengua y Cultura materna y e) Espiritualidad. Territorios en donde los Pueblos
Indios podamos ejercer legal y pacíficamente autogobierno, administración y
justicia y así recrearnos. Territorios en donde nuestros Pueblos originarios
puedan gradualmente reconstituirse en su memoria histórica, identidad,
instituciones y leyes. Ahora nos queda claro que esto si es posible en el seno
de un Estado Plurinacional Democrático (pluriétnico, pluricultural,
multilingüe, de pluralidad jurídica) y una Nación incluyente. Por eso, los
Pueblos Indígenas del presente somos zapatistas, más aún, somos Autonomistas.
12.- Además del racismo de Liberales y Conservadores, tres factores
internos de los Pueblos, Tribus y Naciones indias fueron determinantes para que
hayamos perdido esta segunda oportunidad histórica de redención étnica: A) La
falta de proyecto político común entre los diversos Pueblos, Tribus y Naciones
y culturas originarias del país que unificara a nivel nacional nuestros pensamientos,
intereses y aspiraciones indígenas, B) La ausencia de pactos de unidad entre
Pueblos, Tribus y Naciones que permitiera la construcción de una instancia de
organización o coordinación nacional
indígena para la acción conjunta y C) La incomprensión de la necesidad de
construir alianzas políticas con las fuerzas políticas no indígenas para Pactar
a su vez un Proyecto de Nación común.
Sin
la existencia de los factores políticos de programa nacional indio y de
organización nacional no era posible que se tendieran puentes de diálogo y de
alianza política con otras fuerzas político-militares para pactar un Proyecto
de Nación unitario.
Los
indios revolucionarios de 1910 dejaron la política a los políticos y con ello
también les dejaron nuestro futuro.
13.- El Estado mexicano gobernado a partir de 1920 por una nueva
clase política neoconservadora y conservadora, se propuso en los años 30´s
resolver en definitiva “el Problema indio” mediante una política de Estado
etnocida denominada Indigenismo.
Esta
política la empezó a construir Lázaro Cárdenas quien convocó a los científicos
sociales del país y del extranjero, en especial a los antropólogos y
arqueólogos como Gonzalo Aguirre Beltrán y Alfonso Caso para que aconsejaran la
solución al “Problema Indio” de México.
La primera conclusión de éstos
fue destacar lo peligroso de la existencia étnica de los Pueblos Indígenas pues
tan solo con su existencia cuestionaba el modelo de Nación Única existente
desde hacía 150 años con el surgimiento del Estado y la Nación mexicana. Una segunda conclusión fue
que el Estado mexicano debía de apropiarse del Patrimonio Cultural milenario e identitario de los
Pueblos Indígenas y reclamarlo como elementos de la identidad de la Nación
mexicana. Por eso habría que eliminar a los Pueblos Indígenas o reducirlos
numéricamente a un nivel de bajo impacto, ya no con balas como fue durante los
120 años precedentes sino aculturizándolos, asimilándolos cultural y
étnicamente.
Finalmente
la política de Estado en materia indígena denominada Indigenismo la instituyó
Miguel Alemán Valdez en 1948 para lo cual fundó el Instituto Nacional
Indigenista (INI). Tan exitosa fue esta política etnocida que México exportó la
receta a los países de Centro y Sur América y los lideró por muchos años al
fundar y dirigir al Instituto Indigenista interamericano (III).
Los
objetivos del Indigenismo han sido hasta ahora: A) asimilar culturalmente a los
Pueblos Indígenas, esto es, que los indios asimilemos la cultura nacional
“dominante” y dejemos de ser indígenas para ser verdaderos mexicanos. Esta
política ha sido exitosa para el Estado mexicano. En tan solo 62 años ha
logrado eliminar culturalmente a más de 100 Pueblos Originarios, es decir, casi
la mitad de lo que lograron 300 años de masacres y dominio español.
B) asimilar económicamente a los
Pueblos Indígenas mediante la desarticulación y extinción de sus sistemas
económicos y la liberalización de la
propiedad ejidal y comunal subordinándolos a las leyes económicas del sistema
capitalista dominante.
C) consolidar el dominio cultural
étnico. En esta tarea le ha sido muy útil al Estado su política poblacional y
de estadística pues obsesivamente se
preocupan por hacer creer al país que la población indígena es una
ínfima minoría social, ni siquiera una minoría étnica, solo un sector social
más. Oficialmente al menos durante los últimos 50 años somos el 10% de la
población nacional, cuando sabemos extraoficialmente que probablemente seamos
actualmente al menos el 40% de la población nacional; como decíamos antes, esta
política poblacional está relacionada con la intensión de disminuir al mínimo
las pretensiones políticas de nuestros Pueblos Originarios para modificar el
carácter Monocultural, Monoétnico y Monolingüístico del Estado nacional.
D) apropiarse del patrimonio
cultural de nuestras culturas anahuacas o mesoamericanas madre y expropiar los
elementos identitarios de los actuales Pueblos Indígenas para fincar en este
legado cultural milenario las raíces
identitarios de la nación mexicana.
El
indigenismo como política de Estado ha promovido una cultura nacional
técnicamente contradictoria pero con un doble propósito subliminal
políticamente perverso. Por una parte alimenta una actitud racista y
discriminatoria en la sociedad nacional hacia el indígena del presente, de este
modo, la violencia institucional del Estado alimenta una violencia social
racial en contra nuestra y al mismo tiempo una sensibilidad social favorable a
la política de Estado de segregación racial para que nada cambie. Por otra
parte, promueve la convicción de que las raíces identitarias de México se
encuentran en las milenarias culturas mesoamericanas pero asociada a la idea
absurda de que los indios del presente somos ajenos a aquellas culturas
maravillosas anteriores a la invasión española. De este modo se justifica, por
ejemplo, la decisión oficial de impedirnos hacer uso de los antiguos centros
ceremoniales para ejecutar nuestros rituales espirituales tradicionales. La
lógica jurídica es que son propiedad de la Nación; ya no son nuestras por
decisión del Estado mexicano, éste los puede concesionar a la iniciativa
privada para que haga del turismo su negocio, pero les niega a los nietos de
los antiguos mexicanos el derecho a su uso y disfrute para los fines por los que
fueron creadas, es decir, para recrear nuestra vida social, política, cultural
y espiritual.
La
política indigenista del Estado mexicano promueve en el mundo la “grandeza del
pasado mesoamericano” y la invisibilidad -ante la sociedad nacional- de los
Pueblos Indígenas del presente y ha sido tan exitosa que hasta los
historiadores aún los más “objetivos” y/o “críticos” cuando hablan de “nuestra
identidad como mexicanos” se refieren a la identidad de los mestizos y
descubren su “profunda raíz en las culturas mesoamericanas”. Pero no hacen
mención alguna a la existencia de los Pueblos Indígenas del presente.
Reivindican como mestizos su origen identitario en las culturas anahuacas en
nuestros ancestros pero pasan sin
voltear a ver a los herederos primeros y verdaderos que somos nosotros y que
estamos junto a ellos, como si no existiéramos.
Los
historiadores oficiales hacen recuento de la historia nacional pasando del
pasado prehispánico al periodo de la colonia, de ésta a la independencia, luego
a la reforma, llegan a la Revolución de 1910 y finalmente llegan al México
moderno. Pero los Pueblos, Tribus y Naciones indias del presente desaparecemos
de su historia. Por eso la intelectualidad mexicana por “mexicano” entienden
solo al pueblo mestizo como si los Pueblos Indígenas ya no existiéramos, como
si los indios del presente fuésemos cosa del pasado y mero folcklor.
El
indigenismo construyó una cultura anti indígena que influenció hasta a los
sectores políticos democráticos y de izquierda. Hasta 1993 para el mundo de las
ONG’s y el movimiento social lo indígena no existía como tal, era sinónimo de
campesino. En el mismo tiempo la Izquierda electoral eran de la convicción
mayoritaria de que ya no existían los indígenas, menos los Pueblos indígenas,
ahora –decían- “todos tenemos algo de sangre indígena”, es decir, inferían que
ahora social y étnicamente los mestizos representaban a los indígenas. En el
presente, para el sector de la izquierda electoral más congruente, los Pueblos
indígenas no somos Sujetos Políticos Propositivos, solo somos una “propiedad
cultural de la Nación” equiparable con la propiedad de la nación sobre su
diversidad biológica, nada más y nada menos.
Preservar
la relación de dominio político y étnico del Estado mexicano sobre los Pueblos
Indígenas es considerado un asunto de seguridad nacional y para la clase
política conservadora, que gobiernan al país desde hace 90 años -“por razones de Estado”- los indígenas y nuestros Pueblos debemos ser
eliminados culturalmente o reducidos a mero folcklor, a elementos culturales del
pasado .
14.- A contra corriente de los que se vive en México, y reconociendo
más de 450 años de resistencia de los Pueblos indígenas del mundo la ONU aprobó
el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países
independientes de 1989. Su repercusión en México tuvo efecto hasta 1992 con la reforma constitucional por la que se
creó el artículo 4. Por fin después de 192 años el Estado mexicano reconocía
-sin otorgar derechos- que los Pueblos Indígenas existían y que éramos “el
sustento originario de la Nación mexicana”, pero solo nos concedían “el acceso
a la jurisdicción del Estado” mexicano. A pesar de esto, la reforma sirvió para
que el senado de la república ratificara el Convenio 169 y así formara parte de
la legislación nacional. Desde entonces es el único instrumento jurídico
internacional vinculante en materia indígena que protege algunos derechos
fundamentales de nuestros Pueblos originarios de México y que a pesar de sus
limitaciones nos ha servido invaluablemente.
Ante
la perseverancia de las organizaciones indias de México y del mundo y después
de 30 años de lucha política internacional, en septiembre del año 2007, la ONU
proclamó la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas que
reconoce declarativamente otros más de nuestros derechos fundamentales como
Pueblos y Culturas diferenciadas pero sin que los Estado nacionales estén
obligados a respetarlos. Por lo que solo representa una obligación moral de
acabar con la injusticia histórica que padecemos.
Por
otra parte el Movimiento Indígena Continental de Abya Yala o América estamos luchando por la Declaración Americana
de los Derechos de los Pueblos Indígenas pero hasta el momento los gobiernos de
México, Estados unidos y Canadá ejercen un bloqueo para que no culmine con
éxito la Declaración.
En
los últimos 18 años la lucha indígena y sus aliados democráticos han logrado
reformas constitucionales o leyes secundarias en materia de derechos y cultura
indígena en diferentes Estado federados del país. Pero salvo los derechos
electorales en Oaxaca (ejercicio del derecho de elegir a sus autoridades
municipales por usos y costumbres por la vía de los hechos) y culturales en
Quintana Roo los demás ha sido claramente inaplicables. A nivel federal como a
nivel de los Estados federados, el Estado mexicano ha accedido a conceder
algunos derechos pero garantizando escrupulosamente que no se puedan ejercer.
Este es el motivo por el que el Estado mexicano se niega a reconocer (y
reglamentar) a los Pueblos Indígenas como Sujetos de Derecho Público.
Después
de años de lucha política a muchos Pueblos Indígenas y sus organizaciones
autonomistas nos ha quedado claro que el reconocimiento de los Pueblos
Indígenas como Sujeto de Derecho Público es la piedra angular de la lucha
histórica india. Ya existen algunos derechos en la Constitución Federal y las
Locales pero no existe el Sujeto Tutelar del derecho, o sea, el Sujeto Político. Éste no puede ni debe ser
otro que los Pueblos Indígenas, tal y como lo establece la legislación
internacional.
15.- Gracias al levantamiento armado de los indios del EZLN en
Chiapas en 1994 los Pueblos Indígenas volvimos a ocupar un espacio en el
escenario político nacional, volvimos a ganar visibilidad, esto fue el gran
aporte del EZLN al Movimiento Indígena Nacional. Aunque este movimiento armado
inicialmente no era un movimiento indígena, sino un movimiento de pobres en
contra del neoliberalismo, su composición mayoritariamente indígena concitó
nuestra solidaridad inmediata e incondicional. Por eso, a invitación expresa,
aceptamos ser asesores del EZLN durante el diálogo de San Andrés. Aportamos y
contribuimos al diseño y redacción de los Acuerdos de San Andrés y apostamos a
que éstos tuvieran el papel de programa político unificador de los indios del
país y más adelante también contribuimos a construir al Congreso Nacional
Indígena e intentamos que éste fuese el espacio de convergencia y de
organización nacional indígena, pero desgraciadamente en ambos propósitos
fracasamos.
En
un exceso de protagonismo las organizaciones indígenas sustituyeron a los
Pueblos, Tribus y Naciones indias y antepusieron sus diferencias ideológicas a
sus coincidencias políticas. Por otra parte, no se comprendió a tiempo que los
acuerdos de San Andrés no cabían en un Estado monoétnico, monocultural y
monolingüe y que modificarlo es una tarea que debe ser pactada no solo entre
los indígenas sino entre éstos y una nueva mayoría social y política del país,
de indios y de no indios, de debajo, de en medio y de arriba, de la izquierda
pero también y fundamentalmente de verdaderos demócratas pues éstos no existen
solo a la izquierda y los de izquierda no todos los son en verdad ni no todos
son demócratas. Con la reforma constitucional del año 2001 se mostró y demostró
que la clase política de “izquierda” y de las derechas se unifican para
preservar al Estado monoétnico y el modelo de Nación Única.
Ahora
comprendemos que los indios, nuestros Pueblos y organizaciones (en paralelo,
juntos, ni atrás ni adelante uno de otra y sin sustituir uno a otra o a la
inversa), debemos rebasar nuestras propias fronteras locales y hacer política
nacional, debemos pactar con otros Pueblos, Tribus y Naciones indias y
organizarnos nacionalmente; debemos consensar interna y nacionalmente un
Proyecto Indígena de Nación y construir sólidas alianzas políticas con los
demócratas del país para construir un Proyecto Alternativo de Nación común.
Ahora nuevamente cobra vigencia la demanda histórica que expresamos en 1996:
¡Nunca más un México sin nosotros!
III) POR UNA RELACIÓN POLÍTICA
DEMOCRÁTICA E INTERCULTURAL
1.- La Nación mexicana (desde su fundación en 1824), nació con una
sola religión: la católica, un solo lenguaje: el español, una sola cultura: la
española criolla y una sola autoridad y ley: la constitucional conservadora y
liberal. Nuestra espiritualidad volvía a considerarse cosa del demonio y no
sería tolerable; A partir de ahora si queríamos participar en la vida de la
Nación debíamos hablar en español; nuestra cultura sería considerada durante
décadas como salvaje, inferior y retrógrada y un obstáculo para la “prosperidad”
por lo que debía desaparecer; nuestra organización política tradicional y sus
prácticas de gobierno, administración y justicia autónoma fueron consideradas
ilegales.
Al
imponerse el modelo de Nación Única y Estado Republicano y luego de ser reafirmado
por el Constituyente de 1917 se decidió al mismo tiempo que los Pueblos, Tribus
y Naciones indias deberían dejar de existir al menos legalmente.
Consecuentemente la relación política histórica que impuso el Estado mexicano a
los Pueblos indígenas fue de segregación étnica y de dominio étnico y político.
Los
constituyentes de 1824 y de 1910 no solo no consideraron la construcción de una
Nación Plurinacional como éramos en la realidad, sino que ahora debíamos dejar
de ser indígenas para ser verdaderos mexicanos. Ahora quedábamos en el total
desamparo.
2.- El nuevo Estado mexicano se anexó todos los territorios
indígenas existentes en el que fue el “virreinato llamado antes Nueva España,
el que se decía capitanía general de Yucatán, el de las comandancias llamadas
antes de provincias internas de Oriente, y Occidente, y el de la baja y alta
California con los terrenos anexos e islas adyacentes en ambos mares”.
Cuando México perdió casi la
mitad de su territorio con la guerra que culminó en los Tratados de Guadalupe
Hidalgo de 1848 los más protestaron por la pérdida de territorio pero nadie
lamentó la división de los territorios ancestrales de nuestros Tribus y
Naciones indígenas del Norte. Por eso el Movimiento Indígena Nacional
reclamamos el derecho histórico de nuestros Pueblos Indígenas del norte a su unidad
étnica y cultural sin importar las fronteras de los Estado-Nación que los
dividieron.
3.- El Pueblo mexicano se encuentra en condiciones de hartazgo
hacia el Estado que lo domina, hacia la clase política que lo gobierna y hace
enormes esfuerzos por unirse para luchar por cambiar las condiciones
estructurales de la crisis sistémica del país. Pero sigue mirándose a sí mismo
sin reparar en que los Pueblos indígenas existimos y que compartimos su
angustia y desesperación. Quizá sea el momento en que tomemos la iniciativa de
convocar a múltiples encuentros de sociedades para sanar las heridas de
agravios y construir una alianza de propósitos y aspiraciones comunes.
4.- El Pueblo mexicano, los Pueblos indígenas, sus organizaciones
y partidos y en especial los demócratas del país debemos pactar la paz y una
nueva relación democrática e intercultural, es decir una relación de
solidaridad política, de ayuda mutua, de intercambio justo de bienes y cultura
y de retroalimentación espiritual.
5.- El actual Estado mexicano ha tenido al menos dos oportunidades
históricas en los últimos 15 años para transitar de una histórica relación
política de dominio sobre los Pueblos indígenas hacia una relación democrática
e intercultural pero las ha despreciado. Incumplió los Acuerdos de San Andrés
de 1996 y al desecharlos en el año 2001 se negó por tercera vez históricamente
a reconocer la diversidad étnica y cultural del país.
6.- Estimamos que la clase política conservadora que ahora es
dominante no le interesa democratizar al Estado ni a la sociedad. En
consecuencia el Movimiento Indígena Nacional contribuirá a la construcción de una mayoría social y una
mayoría política para que Pactemos una Revolución Democrática y Pacífica que consensue
con la Nación la convocatoria a un nuevo Constituyente que redacte una nueva
Constitución que cancele el erróneo modelo de Nación única y promulgue una
nuevo Estado Plurinacional Democrático con lo que inauguremos una genuina
Unidad en la diversidad de la Nación y de su Estado nacional
7.- Una nueva Relación Democrática e Intercultural de los Pueblos
Indígenas con el Estado mexicano debe expresarse al menos en lo siguiente: que
los tres Poderes del Estado tengan una composición pluriétnica representativa y
mandatada; que sean de pluralidad jurídica, es decir, que se rija por dos sistemas normativos: el del
derecho positivo y el del derecho indígena; que las instituciones, sus planes,
programas y políticas públicas sea pluricultural; que en especial las
instituciones de educación indígenas sean culturalmente apropiada, que recupere
la historia verdadera de cada Pueblo Indígena y se incorpore a la educación
formal, que ésta sea al menos bilingüe y escolarizada desde el preescolar hata
la universidad, para lograr un desarrollo simétrico entre regiones y entre
etnias; que los Pueblos Indígenas puedan y deban contar con sus propios medios
de comunicación escritos y audiovisuales; que instituya el autodesarrollo
indígena en condiciones de autonomía y libre determinación; que instituya el
derecho de nuestros Pueblos a reconstituirse en su memoria histórica, en su
identidad y saberes y que se instituya que el patrimonio histórico de la Nación
significa el uso, disfrute y administración conjunta entre los pueblos
indígenas y el Estado mexicano que tenga como eje rector la decisión de
fortalecer el desarrollo espiritual de nuestros Pueblos.
IV) REFUNDAR EL ESTADO-NACION
HACIA UN ESTADO PLURINACIONAL
DEMOCRÁTICO EN MÉXICO
1.- Los Pueblos Indígenas de México, las fuerzas políticas del
país y la sociedad nacional no indígena de manera representativa deberán
convocar a un nuevo Constituyente y en él Pactarán la Refundación del Estado
mexicano como un Estado Plurinacional Democrático y suscribiremos un nuevo
Pacto Federal para el reconocimiento constitucional de los Pueblos Indígenas
como Sujetos de Derecho Público y a sus Territorios tradicionales, municipios o
regiones indígenas autónomos como un
cuarto nivel de poder.
Se
deberá indicar expresamente en la nueva Constitución Federal que los Pueblos Indígenas
forman parte del Estado Plurinacional
Democrático y la Nación mexicana de manera autónoma y libremente
determinada. Que los Pueblos indígenas los constituyen o tiene derecho a
reconstituir: a) un Territorio en donde ejercen una soberanía relativa, b) un
Gobierno autónomo, c) una Ley propia que regula su convivencia interna, d) una
Lengua materna, cultura e identidad propia con derecho a recrearla y
reproducirla de manera autónoma y e) una Espiritualidad que libremente se dan a
sí mismos.
Los
indios nunca más debemos ser extranjeros en nuestra propia tierra. Seremos
mexicanos sin perder nuestra identidad madre.
El
Estado Plurinacional será la expresión política de la Unidad en la Diversidad,
de la unidad armoniosa y en paz de etnias y sus culturas diversas, por lo cual
deberá instituir nuestro derecho a la identidad madre garantizando que el acta
de nacimiento y el documento de identificación oficial de la persona indígena
indique su origen étnico y deberá instituir que en adelante a la persona
indígena se le denomine por su gentilicio de acuerdo a su lengua materna.
2.- El nuevo Estado Plurinacional con la participación
pluriétnica y pluricultural representativa de los actores políticos nacionales
tendrá la tarea trascendental de iniciar un proceso que podríamos llamar de
“Descolonización” que tendrá por objetivo hacer una evaluación detallada de las
consecuencias y secuelas de la política de Estado en materia indígena llamada
Indigenismo y diseñar y ejecutar una estrategia para su desmantelamiento a
nivel institucional, en el marco jurídico nacional y a nivel cultural en la
sociedad nacional no indígena.
El
proceso de Descolonización, respaldado en el Comité de Descolonización de las
Organización de las Naciones Unidas y fundamentado en la legislación
internacional vigente deberá iniciar una nueva ingeniería institucional en los
tres Poderes de la Unión para garantizar la participación en ellos de los
Pueblos Indígenas de manera representativa, mandatada y autónoma y diseñar. Así
mismo deberá diseñar y ejecutar una nueva política social de Estado para la
conciliación, reconciliación, diálogo intercultural y unidad nacional en la
diversidad.
3.- La imposición a etnias diversas el criterio jurídico Liberal
de “Igualdad ante la Ley Positiva” (que es monocultural y monoétnica) es
inmoral, es una injusticia inaceptable. Por eso, el nuevo Estado Plurinacional
deberá ser de Pluralidad Jurídica. El Estado nacional deberá pactar con los
Pueblos Indígenas las funciones y competencias de sus sistemas judiciales,
instituciones y leyes respectivas.
4.- El nuevo Estado Plurinacional Democrático deberá sustituir el
actual sistema de partidos por novedosas fórmulas de representación ciudadana y
por la participación política que los propios Pueblos indígenas determinen de
manera autónoma. Los Acuerdos de San Andrés deberán ser retomados para su
revisión y aplicación puntual guiados por el objetivo de buscar el equilibrio
de aspiraciones e intereses legítimos de las diversas etnias, culturas, clases,
sectores y estratos sociales de México que reconstruyan la armonía social,
política, cultural y económica para vivir y prosperar en paz.
5.- Los criterios políticos rectores en la construcción permanente
de los equilibrios para vivir en armonía y en
paz son: A) el criterio de Equidad de Oportunidades que garantice el
desarrollo asimétrico entre las etnias, culturas, clases, sectores y estratos
sociales. B) el Pacto Político hecho ley de todos los actores políticos de
izquierdas, derechas, demócratas, organizaciones y Pueblos Indígenas para
reconocer como legítimos los derechos e intereses individuales siempre y cuando no se afecte a
los derechos e intereses de la comunidad en los cuatro niveles de gobierno. C)
el Pacto político hecho ley de todos los actores políticos y de la sociedad
civil para no tolerar la corrupción e impunidad. D) los mecanismos efectivos
para garantizar la participación representativa y directa de la sociedad para
fiscalizar, para proponer, para revocar mandatos y para ejercer de manera
directa la soberanía popular si fuese necesario.
6.- Al seno de la Nación por ser una gran comunidad no deben
existir enemigos, porque éstos se eliminan mutuamente; solo puede haber
adversarios con diferencias que se deben resolver mediante procedimientos
pacíficos y democráticos e interculturales, es decir, mediante el diálogo y la
construcción de mayorías sociales y políticas en plena libertad de pensamiento,
organización y manifestación.
En
un Estado Plurinacional Democrático se gobierna de acuerdo a la voluntad de la
mayoría y el Estado debe preservar los derechos de la minoría. Los que hoy son
mayoría mañana puede ser minoría, porque el pensamiento y los intereses siempre
están en movimiento y cambian.
Los
elementos diferentes son necesarios porque son complementarios. Nuestros
ancestros nos legaron el conocimiento de que todo en la vida es dual y como tal
no son elementos contradictorios y mutuamente excluyentes, son elementos
diferentes y complementarios, necesarios para que continúe la vida y
evolucione.
La
cultura política tanto de derechas como de izquierdas rigen su práctica
política enfundados en que las clases sociales luchan para excluirse y de ser
posible destruirse. Esa ha sido la historia de la humanidad hasta ahora porque
unos y otros han hecho del Poder y la riqueza la razón de su existencia. Pero
el propio Materialismo Dialectico e Histórico del Marxismo -que ambos estudian- dice que todo en la naturaleza es una
contradicción: el positivo y el negativo se repelen pero se mantienen en unidad
porque no es pensable el uno sin el otro, se necesitan mutuamente para existir.
El problema no es la desaparición de una de las partes sino las reglas de su
coexistencia poniendo en el centro el interés y las aspiraciones de la
comunidad.
La
no comprensión de esta ley elemental ha conducido a un escenario mundial de
guerras permanentes, a la destrucción de nuestra Madre naturaleza, a la
explotación y el exterminio del hombre por el hombre, a la violencia social y
el crimen organizado, a la desaparición del llamado socialismo real y a las
crisis recurrentes del capitalismo hasta el momento actual que cuestiona la ilegitimidad
del paradigma del capitalismo en su fase imperial.
7.- México también ha llegado al límite de su existencia como
Estado-Nación al haber permitido el secuestro de su Estado Social de Derecho
por una mafia institucional y el crimen organizado. El Pueblo mexicano y los
Pueblos Indígenas como parte de éste están llamados a abrir nuevas brechas para
abolir la corrupción, la impunidad y los intereses ilegítimos en nuevos modelos
de coexistencia regidos por lo público y lo comunitario en un nuevo Estado
Democrático Plurinacional
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