Secuestro de Estado, crítica
a la
realidad política de Veracruz
·
El
volumen exhibe la trilogía entre el político, el empresario y el
periodista
Karina
de la Paz Reyes
El libro Secuestro de Estado, de
José Antonio Tedy Palacios, es una novela que se alimenta de la realidad de
Veracruz y además la critica, comentó el rector de la Universidad Veracruzana
(UV), Raúl Arias Lovillo, en la presentación de la obra realizada en el
auditorio del Museo de Antropología de Xalapa (MAX) el 23 de noviembre.
“Secuestro de Estado es una
novela que mantiene muy atento al lector a lo largo de toda la narración”. El
argumento de la novela gira en torno al secuestro de don Manuel, un empresario
español, subrayó.
La trama se construye sobre un escenario de violencia que vive
Veracruz. “Cuando se escribió la novela (hace cuatro años) a uno le parecía que
era un escenario muy exagerado de violencia en Veracruz, hoy podemos decir que,
como siempre, la realidad ha superado la ficción, para desgracia nuestra”.
Secuestro
de Estado, continúo, parte de una realidad que si bien no refleja de
ninguna manera una realidad específica, tiene elementos sustanciales.
Dijo que le llama el conocimiento de la clase política que
tiene el autor, “no solamente de Veracruz, yo creo que son características de la
clase política mexicana, de sus entornos, de la adulación de la que es objeto,
la relación entre los miembros de la clase política, las relaciones entre
periodistas y políticos, las luchas internas por el poder, todo eso está
presente en la novela”.
Arias Lovillo abundó que el libro no sólo es un ejercicio
literario importante, sino también “es una novela crítica de la realidad”. Sin
embargo, aclaró que el escenario de violencia que se relata en la novela no
tiene como trasfondo el narcotráfico, como sucede en la realidad actual, sino la
acción de un supuesto movimiento popular de lo pobres que actúan no con
propósitos revolucionarios, sino “desde la oscuridad de los sótanos del poder
del Estado”.
Secuestro
de Estado es un ejercicio donde el autor evidencia algunos pasajes
autobiográficos. “Uno puede identificar cómo el autor sesga su aprecio por
España, aunque mantiene a lo largo de toda la novela sentimientos encontrados,
como seguramente les sucede a muchos de nuestros compatriotas quienes todavía,
en una falta de identidad, no sabemos si tenemos una parte más indígena, más
española o, en mi caso, más caribeña o negra”.
Entre las conclusiones que Arias Lovillo planteó figura que la
novela coloca al lector frente a un espejo, y el escenario es que todos los
actores son absolutamente simuladores porque transgreden sus responsabilidades
para convertirse en actores que buscan intereses particulares.
“Hablo de los políticos, que se despreocupan completamente de
los problemas que tendrían que resolver en la sociedad; hablo de los
periodistas, que no tienen el propósito de informar y formar una opinión en la
sociedad, sino indudablemente, junto con los empresarios, buscan solamente el
poder, su interés personal.”
La novela emula a reflexionar muy bien hacia el futuro, pues
los grandes problemas “son de carácter cultural y los tenemos asumidos como
tal”, recalcó el Rector.
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